Un Regalo de Fin de Año, para un Nuevo Año.


Comenzando el día temprano, nunca pensé que me esperara un encuentro inexperado...

Estarás intrigado/a en saber de qué se trataba verdad?
Pues bien, hace mucho tiempo, pero que mucho tiempo en mi vida dejé de ver a muchas personas... Pero el destino es caprichoso y siempre cuando ves que tu vida pasa sin pena ni gloria, hay alguien que te lo hace ver y recordar...

Con lágrimas en los ojos me dijo " Eres una gran persona y te mereces todo lo bueno que tienes ahora... me alegro mucho por ti"

Era el padre de un amigo, que un día pasado cuando le saludé no me reconoció, por el tiempo que había transcurrido, pero eso no significaba que para mi hubiera dejado de seguir existiendo en mi memoria.

Yo, vestida con una coraza, que las cicatrices antiguas me dejaron, me encontré en ese momento desecha en ternura, en agradecimiento, en cariño... en amor al prójimo.


Nos cogíamos las manos y no nos las soltábamos, era como un nexo de nuevo, pero antiguo, un símbolo de gratitud eterna, del que nos costaba desprendernos, un moménto mágico, lleno de sentimiento... por no haberle olvidado con el paso del tiempo y por regalarme aquellas sentidas palabras.

Mis ojos se llenaron de lágrimas contenidas, por aquél reconocimiento inexperado, por aquél regalo a mi alma... después de tantos y tantos años.

El corazón se me encoje y la garganta me aprieta, intentando no llorar mientras escribo lo que estás leyendo, porque aunque para ti que lees ésto te pueda parecer insignificante éste hecho, para mi ha representado un gran regalo.

En alguna ocasión en mi vida anterior, una nube negra se instaló en mi camino, se ensombreció mi vida, sin dejar pasar un mísero rayo de sol, hasta que un día dije "basta, no puedo seguir en esta situación", y aunque lo que veía que tendría delante me parecía un pozo oscuro, como la más oscura noche, hice de tripas corazón... caí en el pozo, pero pude con mis lágrimas llegar a llenarlo, nadar hasta arriba, despojarme de las ropas raidas en el esfuerzo, alcanzar tierra firme y encontrar un rayo de sol que calentara mi alma... entonces empecé a vivir.

Salir de aquel pozo, salir de aquella negrura, afrontar otro futuro, del cual yo pesanba que sería inmensamente más negro del que dejaba atrás... fué una de las decisiones más difíciles de mi vida.

Por eso, cuando alguien te reconoce algo, por pequeño que sea del esfuerzo que realizaste... hace que te sientas tan pequeña, y a la vez tan grande... pero sobre todo agradecida por el cariño que viene de vuelta.

Yo que iba a pensar que el simple hecho de que le dedicara una pequeña porción de tiempo a esa persona que casi ni me recordaba, para él fuera tan importante, tan importante como para sentirse también querido a pesar del paso de los años.

Un simple gesto, un gran regalo para el alma.




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